Recuerdo el primer día que entraste por la puerta, eras una bola gris que no llenaba la palma de mi mano. Te hacías una pelotita buscando el calor, sólo tenías quince días, me robaste el corazón en ese mismo momento...
Pronto empezaste a crecer, a aventurarte a conocer nuevos rincones más allá de nuestras piernas, a investigarlo todo...
Tu pelo largo y sedoso me hacía cosquillas al acariciarte, al darte un beso, al jugar. Curioso por naturaleza, cotilla, siempre entre nosotras para no perderte nada y para hacerte notar, eras uno más de la familia...
Cada mañana tenía que revisar la mochila, te encantaba venirte al cole conmigo...te dormías en cualquier sitio y de cualquier manera...Nos hacías reír con cada movimiento y con tus posturas imposibles, no nos cansábamos de mirarte
Has sido un fiel amigo, un gran compañero que jamás se enfadó por mis ausencias y que siempre tenías mimos en mis vueltas, la mejor compañía y el mejor apoyo para ella, la que más notará tu falta, la que te cuidó, la que te acompañó y la que tanto ayudaste con tu cariño...la que te daba el pollo, el pavo, el chocolate con leche y la lubina que tanto te gustaban y a la que respondías restregándote, tumbándote encima, siendo su confidente, sin dejarla nunca sola
Hace un día que no estás y tu hueco es difícil de llenar, ya nadie corre a la puerta a darnos la bienvenida, Lucas no deja de mirar la puerta a ver cuándo vuelve su compañero, su amigo...Siempre estarás con nosotras porque esta es tu casa.
Ahora estás en el cielo de los gatitos, como dice Yey, mirándonos y cuidándonos desde allí, esperándonos...A nosotras sólo nos queda darte las gracias por estos catorce años tan bonitos a tu lado, por llenar nuestros corazones de alegría, de amor...
Hasta siempre cariño, espéranos que volvemos pronto...
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